Vuelvo
a la rutina después de estos días de fiesta. La verdad es que ya os echaba de
menos, ya me apetecía compartir con vosotros mis descubrimientos sobre Murcia,
sus historias, sus paisajes, sus monumentos...
He
pensado que para empezar bien el año lo mejor es compartir una historia negra
murciana de esas que tanto nos gustan. Agarraos a la silla que hoy la leyenda
es terrorífica de verdad, una historia de amor con traiciones, apariciones,
exorcismos, miedo vecinal y todo lo demás.
La
historia de hoy tiene lugar en una torre de huerta medieval situada fuera del
casco antiguo de la ciudad en torno al camino que conducía a la población de
Churra, lo que hoy sería el barrio de Vistalegre. Una casa abandonada y en
ruinas que era conocida como la Torre de
las Lavanderas, un lugar donde los campesinos que vivían alrededor usaban
como refugio. La inmediatez del Azarbe Mayor Aljufía que discurre por el
subsuelo del barrio hace pensar que cerca de la torre se ubicarían las
lavanderas para realizar su oficio y de ahí le viene el nombre a la torre.
Hace
muchos años, allá por el siglo XII, un caballero
cristiano se enamoró perdidamente de una dama mora. El caballero lo dejó todo por su enamorada. Salió
de su casa, abandonó a su familia, renunció a su Dios por la mujer a la que amaba.
En su fuga incluso se vio obligado a vivir oculto del mundo, escondido junto a
su amor en medio de la vega murciana en el lugar conocido como la Torre de las
Lavanderas.
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Paisaje de la huerta murciana. Archivo Regional de la Región de Murcia |
Tras
muchos años de lucha interior, acosado por los remordimientos de su traición un
día finalmente se arrepintió de lo que había hecho, pidió perdón a Dios por
haberlo rechazado. Volvió entonces a su vida anterior pero a pesar de su
arrepentimiento se le impuso un castigo. Tras su muerte padecería los tormentos del fuego eterno hasta que un descendiente redimiese su
alma por medio de la oración y la penitencia.