Cuando
a los murcianos se nos mete algo en la cabeza no paramos hasta conseguirlo. Y si
lo que nos ronda por la cabeza está relacionado con fiesta y diversión ahí ya no
nos detiene nada ni nadie.
Nuestra
historia de hoy arranca con los orígenes de los desfiles del Bando de la Huerta
y del Entierro de la Sardina allá por la mitad del siglo XIX (ya os hablé de
ellos en esta entrada y en esta otra). Durante unos veinte años estuvieron
suspendidos estos desfiles por la triste riada de Santa Teresa de 1879. Tras
varios intentos por volver a ponerlos en marcha por fin en 1899 se consiguió.
Uno
de los factores determinantes para que se volvieran a organizar las Fiestas de
Primavera y sus desfiles fue la creación en Madrid de un tren sudexpreso llamado
Tren Botijo
para desplazarse a Murcia para las fiestas. El tren botijo se podía tomar en Madrid por el módico precio de 20 o 12
pesetas ida y vuelta, según fuera en segunda o tercera clase.
El tren botijo a su llegada a Murcia en 1903. Foto La Opinión |
En
su edición del 7 de febrero de 1899 El Diario de Murcia agradece al señor Ramiro Mestre Martínez la iniciativa de formar
el sudexpreso botijil murciano y así poder disfrutar de una segunda parte de festejos extraordinarios en los días de Pascua
de Resurrección.
Tal
vez os preguntáis ¿por qué se llamaba tren
botijo? Muy sencillo, este tren era utilizado principalmente por las clases
populares, un tren de la época, sin muchas comodidades. Imaginaos en verano,
el tren lleno de gente, trayectos interminables, calor, agobio, incomodidad...
pues lo que hacía la gente para combatir la sed y el calor era viajar con su botijo lleno de agua bien fresquita
para sobrellevar de la mejor manera tan largo viaje. Y de ahí el nombre del
tren, tren botijo.
La
iniciativa fue un éxito, cada vez más gente venía a Murcia a disfrutar de las
Fiestas de Primavera. Se llegó a crear una Orden Botijil, una asociación que ofrecía a sus miembros días de descanso a precios
económicos.
Diario Las Provincias de Levante. 20 de febrero de 1899 |
Pero
junto con esta alegría y euforia por la llegada del nuevo tren y del éxito de
la fiestas empezaron a extenderse por la ciudad muchas leyendas negras. Poco a
poco, como toda leyenda que se precie, comenzó a circular el rumor de que en el
tren venían los temidos tíos saínes.
Según las gentes eran tuberculosos desahuciados que se alimentaban de sangre
humana, siendo su preferida la de los niños. Durante mucho tiempo los más
pequeños tenían pánico cada vez que les hablaban de la llegada del tren botijo.
Llegada del Tren Botijo a la Estación del Carmen. Foto: Archivo General Región de Murcia |
En 1899 sucedía una tragedia que conmocionaba a la ciudad de
Murcia.
Casualmente el Miércoles Santo, el mismo día que llegaba el tren a Murcia, el
hijo del conocido barbero de la Puerta de Orihuela, Pedro Boluda, desaparecía de su casa.
Durante
dos días estuvieron buscando al niño por todos los rincones de la ciudad. Finalmente
encontraron su cuerpo sin vida junto al río con evidentes signos de violencia. El
pequeño de tres años había sido raptado y asesinado. En seguida se extendió el
rumor que el asesino había sido algún viajero del tren botijo.
Heraldo de Murcia. 6 de abril de 1899 |
No
se sabe si el asesino viajaba en el tren o no lo que sí quedó claro que la
muerte del pobre niño no tuvo nada que ver con los tuberculosos ni con macabras
leyendas de chupasangres. El asesino era un depravado de carne y hueso con
lascivas intenciones. Se detuvo a un sevillano al que vieron merodear por la barbería de Boluda y más tarde por la zona del río donde encontraron al pequeño Pedro. Pero ya no he podido encontrar ninguna información más sobre el crimen y su asesino.
Seguiré investigando sobre estas historias trágicas murcianas, que sé que a todos nos encantan.
Muchas
gracias por estar ahí, nos vemos por Murcia.
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