Se acerca un puente
de los buenos por el horizonte murciano y he pensado que sería una buena opción
preparar una nueva rutica por el centro de Murcia. Estos días nos brindan la
oportunidad de salir a pasear por Murcia y descubrir rincones que no conocíamos,
lugares en los que con las prisas del día a día no nos fijamos o detalles que se nos habían
olvidado que existían. Además si alguien viene de visita a Murcia es una ruta
que también le puede ser útil para descubrirla.
Con esta ruta nos
vamos a adentrar por dos de los barrios más antiguos de la ciudad, el Barrio de
Santa María y el Barrio de San Bartolomé. Dos barrios que rezuman historia por
cada uno de sus rincones, llenos de callejuelas, llenos de tiendas que nos
vendrán bien para empezar a pensar en las navidades, incluso llenos de bares y
cafeterías por si nos apetece sentarnos un ratito a descansar y reponer fuerzas.
No me voy a enrollar
mucho que viene una entrada larga con muchos detalles que espero que os guste y
os sea muy útil para disfrutar un ratito de la Murcia más antigua.
Arrancamos nuestra
ruta en la Plaza Santa Catalina.
Estos días son muy especiales para la plaza. El 8 de diciembre se celebra el día de la Inmaculada Concepción,
patrona y protectora de España desde 1644, y en Murcia es tradición visitar el
monumento a la Inmaculada que preside la plaza para depositar flores a sus
pies. Así que si os dais una vuelta este fin de semana os encontraréis la plaza
llena de grandes cestos de flores.
Nos ponemos en marcha
y nos dirigimos por la calle Santa Catalina hacia la Plaza de San Bartolomé. Una
plaza situada en el corazón de uno de los barrio más antiguos de Murcia, el
Barrio de San Bartolomé.
En la plaza nos
encontramos con varios elementos dignos de mención:
► Lo primero que vemos
al entrar a la plaza por la calle Santa Catalina es la Iglesia de San Bartolomé. El solar que ocupa la iglesia tiene mucha
historia, en el siglo XI lo ocupaba una antigua mezquita y posiblemente un
cementerio musulmán, después se empezó la construcción de la iglesia pasando
por distintos estilos artísticos hasta que a finales del siglo XVIII comienza
su construcción definitiva. Para ello se tira previamente el edificio del siglo
XVII, excepto la portada lateral, y se inicia el 24 de agosto de 1767 la obra
actual. La iglesia se termina a finales del siglo XIX.
El estilo inicial del
templo es neoclásico. Cuando el arquitecto Justo Millán se hace cargo de la
obra en 1887 continúa con la construcción según el estilo preestablecido pero
se permite el capricho de diseñar la fachada al más puro estilo ecléctico. En
su interior se conservan esculturas de Francisco Salzillo y Juan González
Moreno.
► A la izquierda de la
iglesia contemplamos un árbol enorme y muy curioso, es un Ombú (Phytolacca dioica). Este árbol de unos 25 años de edad es originario
de Argentina, Uruguay y sur de Brasil, y su nombre en Guaraní significa sombra o bulto oscuro.
► A la derecha de la
iglesia observamos la escultura del dios Mercurio.
Una obra que el escultor murciano Antonio Campillo realizó para la Feria Internacional de la Conserva y Alimentación que estuvo en
la Fica hasta mediados de los años 70 y que la Cámara de Comercio de Murcia
cedió al Ayuntamiento para en 2007.
► Para terminar
nuestro recorrido por la plaza detenemos nuestra mirada frente a la Casa de Andrés de Almansa, el que fuera
Colegio de las Luisas es la actual sede de la Cámara de Comercio de Murcia. El
edificio es obra de Pedro Cerdán, fue construido entre 1906 y 1908. Sus dos
fachadas modernistas están decoradas con cerámicas vidriadas. En 1993 la Cámara
de Comercio reforma el interior para establecer su sede allí.
Dejamos la plaza
atrás y seguimos nuestra ruta caminando por calle Sociedad, una calle que se llama así porque en ella se
encontraba desde 1777 la sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
Una calle como muchas de este recorrido de hoy llenas de tiendas y de pequeños
comercios que bien merecen una visita.
La calle Sociedad
desemboca en la Plaza Puxmarina. Una
plaza y a continuación una calle que deben su nombre a una noble familia
asentada en la ciudad desde 1350 y que poseyó numerosas propiedades en la
huerta y en la ciudad, la familia Puxmarín.
Desde la plaza
Puxmarina atravesando la calle Zarandona llegamos a la Plaza del Cardenal Belluga. ¿Qué decir de esta plaza que no se haya
dicho ya? Buque insigne de Murcia, la plaza Belluga es una de las más
representativas, tradicionales y por supuesto es un punto de encuentro de
murcianos y turistas.
Una plaza peatonal en
la que descubrimos algunos de los edificios más carismáticos de Murcia:
► El edificio principal
de la plaza no es otro que la Catedral de Santa María. Lo primero que
vemos al entrar en la plaza es el famoso imafronte de Jaime Bort, obra maestra
del barroco español.
► Otro edificio digno
de reseñar es el Palacio Episcopal, de elementos arquitectónicos muy
singulares es una obra cumbre del siglo XVIII. En la plaza podemos contemplar
su fachada principal construida con claras influencias del último manierismo
italiano, por lo que se le relaciona con los palacios romanos.
► Justo a la derecha de
la puerta principal del Palacio Episcopal se encuentra la Capilla del Apóstol Santiago. La capilla de estilo rococó está
integrada en el Palacio. Si no la conocíais estad atentos al blog porque
próximamente tendremos una entrada para descubrir toda la historia de esta
capilla.
► En el lado norte de
la plaza, el único que no cuenta con edificios monumentales sino con viviendas
privadas, se encuentra un conjunto de construcciones de finales del siglo XIX y
principios del XX de estilo ecléctico y modernista. Uno de los más destacados es
el edificio neobarroco diseñado por el arquitecto Joaquín Dicenta en la década
de 1920.
► Y para terminar
nuestro recorrido por la plaza tenemos un edificio odiado y amado a partes
iguales, el edificio anexo del Ayuntamiento
diseñado por Rafael Moneo y conocido por todos los murcianos como el Moneo. Un proyecto inspirado en el
teatro romano de Sabratha de Libia que el arquitecto pretendía que armonizara
con el resto de edificios de la plaza.
Salimos de la plaza
por la calle Escultor Salzillo, la
calle de los Soportales, para llegar
a la Plaza Hernández Amores, más conocida como Plaza de la Cruz. Recibe este nombre, de la Cruz, por la gran cruz
de piedra que señalaba el lugar exacto donde estuvo el altar mayor de la
primitiva iglesia que existía antes de que se construyera la Catedral.
La gran cruz de piedra que nos encontramos actualmente en la plaza no es la original, las diversas remodelaciones de la plaza hicieron que la cruz ya no marcara el sitio exacto del altar de la primitiva iglesia aunque sí recordara esta antigua tradición.
Desde la plaza
continuamos nuestro camino por una de las calles más transitadas de Murcia, la
calle Trapería.
Una calle que cruza el casco antiguo de norte a sur uniendo la Plaza de la Cruz
con la Plaza de Santo Domingo.
En mitad de la Trapería
se encuentra el Real Casino de Murcia.
Un edificio emblemático que bien merece una visita.
Seguimos caminando
hasta llegar a las Cuatro Esquinas y
ahí giramos a la izquierda para continuar por la calle Platería hasta llegar al Kilómetro 0 de Murcia. Aquí giramos a la derecha hacia la calle Jabonerías.
Toda esta zona es un
entramado de calles estrechas con mucha historia, calles en la actualidad
llenas de tiendas, de pequeños comercios, calles peatonales que invitan al
paseo...
Y así paseando,
llegamos hasta nuestro destino final, la Plaza
del Romea. En la plaza nos encontramos con el magnífico Teatro Romea, que
toma su nombre del actor Julián Romea. Un teatro inaugurado por la Reina Isabel
II en 1862 y que tiene desde hace años una maldición que ya os contaré.
Una plaza llena de
historias, de edificios singulares y de muchas anécdotas y curiosidades que me
guardo para otro día porque la Plaza del Romea se merece una entrada dedicada
en exclusiva para ella solita.
Hemos llegado al
final de la entrada de hoy, muchas cosas se han quedado en el tintero. Os
recomiendo no perderos la entrada del lunes que viene si os habéis quedado con
ganas de conocer más historias de nuestras calles. Estás calles del centro de
Murcia esconden muchos secretos que merecen la pena ser descubiertos... y hasta
aquí puedo leer.
Muchas gracias por estar ahí y por supuesto nos vemos por Murcia.
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De memoria me conozco el recorrido, y al Moneo creo que también le llaman el "código de barras". Un saludico.
ResponderEliminarBuenos días Paco. No sabía que al Moneo se le llamara así muchas gracias por la aportación.
EliminarUn besazo